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No soy tan conocida como Alma Mahler o como Cosima Wagner. Nací en España y me enamoré en Estados Unidos de un compositor ruso con el que me casé. Lo dejé todo, abandonando la Europa libre para regresar a su Rusia natal, un Estado inhóspito en el que incluso fui llevada a un campo de concentración. Algunos amores han sido más conocidos: siempre me llamó la atención la anécdota que un compositor tuvo con su primera esposa, disfrazándola de hombre para que cantara en un coro exclusivamente masculino. La pobre chica murió muy joven y dejó a su primo tristísimo, aunque poco tiempo después volvió a contraer nupcias para casarse con una mujer que todos recordamos por un librito de partituras escrito por el compositor en cuestión. Pero todas las historias no son tan claras y hay cartas con destinatarias aún incógnitas, incluso cuando fueron escritas en 1812.

El romanticismo fue fecundo en grandes amores. El compositor en el que pienso tuvo dos grandes relaciones y aún así nunca se casó. Ambas señoras fueron aristócratas: la primera condesa y la segunda princesa. La primera relación se inició en París y después fue viajera (como el compositor). Y la segunda nunca pudo consolidarse, ya que cuando se había alcanzado el permiso papal finalmente hubo una prohibición. ¡A mí me enviaron a los campos y a ella le proibieron, también los rusos, que se casara! Otro compositor nacido un año antes mantuvo una tormentosa historia de amor con una novelista conocida por su pseudónimo masculino. Pero la historia más apasionante fue la protagonizada por aquel otro que se enamoró de la hija de su profesor.

Las últimas historias mencionadas necesitan pocas aclaraciones, tal vez las próximas sean más difíciles. ¡Pobre chica que intentó suicidarse disparándose! El marido no actuó muy bien con ella: le envió una carta diciéndole que la relación conyugal había terminado. El compositor ya había comenzado una nueva relación con una cantante, musa anteriormente de otro compositor. Los dos nuevos tortolitos se casarían y tuvieron una hija a la que el compositor dedicó un librito con seis piezas. Para terminar citaré la historia que tristemente terminó en 1916 en medio del Canal de la Mancha y de la que tanto se ha hablado. Y aquella otra que arrancó en los años 40 del siglo XX. Ella era pianista y se presentaba a un concurso; él compositor que formaba parte del jurado. ¡Toda una historia! Ella de nombre Carmen y él … ahora me callo para que callado quede este amor hasta que tú lo reveles.

Levantemos ahora el silencio:

  • ¿Quién soy?
  • ¿De qué compositor ruso me enamoré?
  • ¿Quién se disfrazó de hombre para participar en un coro masculino?
  • ¿Con qué compositor se casó la disfrazada?
  • ¿Quién fue su segunda esposa y de qué librito de partituras hablamos?
  • ¿Qué carta se escribió en 1812 y quién la redactó?
  • ¿Qué compositor con dos relaciones nunca se casó?
  • ¿Qué condesa conoció en París?
  • ¿Y la princesa rusa con la que a última hora no pudo casarse?
  • ¿Por qué no pudo casarse con ella?
  • ¿Qué compositor se enamoró de una novelista con pseudónimo masculino?
  • ¿Quién era la novelista?
  • ¿Qué compositor se enamoró perdidamente de la hija de su profesor?
  • ¿Qué compositor tiene que ver con la esposa que intentó suicidarse?
  • ¿Cuál fue la segunda esposa de este compositor?
  • ¿Qué otro compositor había mantenido una relación sentimental con esta última?
  • ¿Quiénes perdieron la vida en mitad del Canal en 1916?
  • ¿Quién es Carmen? ¿Y el compositor del que callamos el nombre?